Hace tiempo que tenía ganas de hurgar en la figura de “El Poeta Depuesto” de Leopoldo Marechal.
En ciertas circunstancias, el sentido común establece lo necesario que debe ser interpretado, y que solo se remite a un solo sentido común. En todo caso, ese sentido común, no se encuentra completamente en estado puro. También está atravesado por toda una serie de experiencias individuales que, solo en ciertos aspectos, lo hacen particular para cada persona. Sin embargo, el sentido común como tal, agrupa a una serie de individuos en torno a una idea que les permite hacer “espíritu cuerpo”, para enfrentar lo que puede considerarse como una amenaza que atañe a todos y cada uno de los integrantes de ese grupo, u en otros casos, para realizar algo que modifique lo que se presenta frente a sus realidades.
Convengamos que pueden coexistir varios sentidos comunes, a veces completamente antagónicos. En muchos casos, depende de mucho más que del correcto uso de la palabra, el que algo que remita a lo mismo, pueda ser interpretado en el verdadero sentido de lo expresado y no al contrario.
¿Dónde se encuentra el sentido de este juego de diferentes interpretaciones que hacen que exista la posibilidad de ser tan diferentes, que signifiquen situaciones desagradables para cualquiera de las partes que intervienen? ¿Cómo podemos interpretar el sentido de lo manifestado por Leopoldo Marechal en esa referencia a sí mismo?
Es indudable que la referencia a la que hago mención, tiene un sentido que trasciende a una sola interpretación. Es decir, si bien está expresando un estado individual, lo hace de manera poética, no exento de una experiencia vivida de manera colectiva. Aquello que Marechal expresa es un estado que lo eleva de su sola sensación individual. Lo hace en la dirección de lo que se le representa sublime: su actividad poética expresamente dedicada a la creación de poemas y textos literarios. Pero no se queda allí. Va más allá.
Es la manera que encontró para expresar una desazón, pero con ello abarcó la sensación de ser uno más de los millones que fueron depuestos en lo que sentían como más sublime. Todos esos millones también fueron depuestos de la sensación de estar en condiciones de existir a través de sus estados sensibles, sus experiencias y las de muchos otros, y no solo la sensación de ellos mismos como individuos.
En definitiva, con su manifestación, Marechal multiplicó un sentido común que, por su forma, pudo trascender aún en ámbitos que fueron incapaces de sentir aquel sentimiento de destitución que estaban protagonizando millones de Argentinos.
Y él, fue doblemente depuesto: como uno más de ese colectivo de millones que habían sido destituidos y por aquellos con incapacidad de sentir lo que estaba en el sentido común de todos los depuestos en aquel momento histórico.
A Marechal le significó desde ese momento el ser uno más y de los más depuestos. Inclusive en su actividad literaria. Pero sin embargo, esas destituciones afirmaron la certeza del Poeta.
Ese es el destino de todos los Poetas Depuestos y el único costo que siguen pagando, es el de no estar en el sentido común en el que sus convicciones no le permitirían estar.